Acerca de ellxs

Todas las tardes cuando el poniente, o durante las mañanas de siete a diez y media, corren en círculos alrededor del parque, ensayando la huida. Sudan penas, creen. Exhalan culpas, sienten. ¿Por qué corren? El aire se hace mas liviano, se mienten. Luego encienden sus mechas y queman al tiempo teorizando acerca de la verdad, acerca de mis pensamientos, acerca de cuan arcano cuenco corroído se parte en sus manos... quemando su tiempo. 

Algunas tardes naranjas -cálido el color de tu cuerpo en primavera- te he sitiado con mis miradas, te he cercado con mis ojos, te hice de papel rojo, como el fuego, y te colgué de mi pared sin ventanas. Estas tardes las caminan nauseabundos, es su manera de la nostalgia, sintiendo tal vez poder, o magia o deseo: lo que sea que sea extraño sea lo que sea que sea... extraño. Se toman la cabeza, agitándola. Abrazan su estomago queriéndolo enfriar... el fuego quema, mujer de rojo papel crepé. Estas tardes afirman levemente con un suave movimiento de cabeza que son capaces de... y lloran de creer. No ríen, lloran. También durante las mañanas sucede, antes de las siete. 

Muy pocas veces sucede, siempre al atardecer o antes del mediodía, que se agita el aire en sus interiores, pintados de acrílicos brillantes. ¡Cuantas ganas de vivir! Cuanta fuerza, y coraje y ansias de presencia, de aquí estoy, yo, con mayúsculas, confianza in-finita...
Pero si es al atardecer, pronto cae la noche...
Y si es antes del mediodía, pronto el estomago cruje... 

Muy pocas veces sucede... muy pocas veces. Sus tardes suelen ser naranjas, o cuando el poniente, quemando su tiempo.

Comentarios

Entradas populares