Semana del espontáneo. Espontáneo de Lunes


Amanece que no es poco, pero gris.
Mi mano diestra se estira buscando tu cabeza yerma,
sabana de tez morena y soles por doquier... o en cada cielo,
y nada.

Refraneo susurrando animadas palmadas sobre mi lomo.

Afuera, desde mi balcón, le lluevo a la ciudad.
¡Tranquilos! les grito, siempre me detengo a tiempo y no mojo más.



Observo mi mano, un cuenco vacío y en el espejo,
mis sutiles cuernos de toro partidos.

Y miro de terco las calles buscando tu abismo, 

tu color, tu trino, tu voz esmeralda... tu mano en mi pecho se ha ido.
Cada mañana celebro su estío.

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